sábado, 8 de octubre de 2011

Débora Benacot, punzante y al sol


REPORTAJE HAIKU A DÉBORA BENACOT


por Hernán Schillagi

Intro

La sección consiste en que los poetas nos respondan tres preguntas (tres versos tiene el haiku) que están referidas a las tres características esenciales -según Matsuo Basho- del haiku japonés: en este momento, en este lugar, atravesados por una reflexión.

Débora Benacot, nacida en Mendoza en 1976, su voz comenzó a sonar por los bares de la ciudad en sus numerosas performances poéticas, fue partícipe de varias antologías locales y columnista literaria en el programa de radio Oso Anda. Publicó a comienzos de este año Ácaros al sol, su primer libro, que resulta una suerte de poesía reunida donde a través del humor, la ironía, caligramas y los juegos de palabras hace una revisión de las vanguardias históricas. Acaba de recibir el Primer Premio Vendimia de poesía por su obra Pirsin. Multifacética, incisiva y clara. Tres características que, de algún modo, la definen para las tres preguntas que nos va a responder.


1/En este momento


-Este año publicaste Ácaros al sol, tu primer libro ¿Qué cambios necesarios y diferencias notás que aparecen en un poeta al dejar de ser inédito?


-El primer cambio es haber asumido el oficio de una manera concreta (en el sentido más atávico). No había difundido mis escritos más que en revistas y antologías, tener un libro propio era un anhelado proyecto que pude cristalizar, ahorros mediante. Dejar de ser inédito, en cualquier sentido, es sacarsetambién el escudo protector del anonimato. Pero no porque la gente vaya a reconocerte por la calle, sino porque esos poemas que antes estaban resguardados y a salvo en tus cajones o archivos de computadora, ahora están desnudos sin más, frente al mundo y uno ya no está ahí para cuidarlos. Es un buen ejercicio de apertura, humildad, entrega y realidad, si se quiere. El resto del camino implica seguir escribiendo y creyendo en lo que uno hace. Puedo hablar de lo que me pasó a mí, tal vez a otras personas les suceda algo distinto.


2/En este lugar

-Cuando se lee en los bares ante el público ¿Cuánto y de qué manera se transforma la lectura de poemas en solitario?¿Escribís poemas pensando en una puesta en escena?


-Como apunta Octavio Paz, «leer un poema es oírlo con los ojos; oírlo, es verlo con los oídos». Son dos experiencias diferentes y, a la vez, las caras de una misma moneda. La principal diferencia es que al leerlos en solitario, la voz es esa que programa nuestro cerebro, familiar, escurridiza, indescifrable. En cambio, al escucharlos en la voz de un tercero, el fenómeno se torna espectacular, queda enmarcado en el tono y el ritmo de ese otro, nos volvemos testigos de un acontecimiento que ya no nos contiene como el de antes. Son, entiendo, dos naturalezas que a veces se unen y potencian mágicamente. Jamás escribo pensando en una puesta en escena. Nunca sé si lo que escribo va a ser leído por mí frente a terceros y tampoco es lo que importa. Me concentro en que el fondo y la forma se sostengan por sí mismos, en el límite del poema. Recién empiezo a pensar cómo haré para leerlos cuando tengo alguna presentación a la vista. Entonces busco la mejor manera de decirlos y a veces hasta los acompaño con algún accesorio dramático, porque me divierte.


3/Una reflexión

-Tu nuevo libro, que acaba de ganar el Vendimia, se llama Pirsin ¿Cómo debe ser de punzante un poeta -y sus poemas- en la piel de los lectores?

-El poeta escribe porque está en su naturaleza y el lector reescribe en su lectura, porque así funcionan las cosas. Traducción simultánea e imposible de una intuición, si uno es lo suficientemente certero y veloz (cosa difícil), la flecha llegará con éxito al blanco. Aunque al momento de escribir no se piense tanto en el lector (como en el caso de la narración, se me ocurre), sino más bien en ese objeto misterioso que está siendo construido con palabras. Cuando el mecanismo queda oportunamente ensamblado en su unicidad y extrañeza (sabemos que no hay instrucciones ni foto de modelo terminado), solo es cuestión de tiempo para que el lector se acerque, toque, se pinche, sangre. En esta tribu urbana (o mejor: humana) de quienes usamos como pirsin la poesía, siempre habrá espacio en la piel para otro poema.



Haikus (inéditos)



Llamó tu amor
arrepentido, frágil
y vos sin crédito.

*

Así al trasluz
la piel parece menos
definitiva.

*

Tu ausencia-lobo
duele más en las noches
de luna llena.

*

Aquí y ahora
seguirnos respirando
es lo que cuenta.

*

Reza el cartel:
“Cuidado: tinta fresca”.
Leer es húmedo.


*

Final de charla
sonrisa de gurú
preguntas sobran.

*


Todo este día
escandiendo los versos
por si importara.


de Ácaros al sol (2011)


Pendiente

En esta casa
crece la ausencia
su llanto
tejido de retazos
noche a noche

en la araña
el cristal
boya en suspenso
desde el cielorraso

todo es así de triste
y desolado
como plaza inundada
y sin columpios.

*

DIANA LIVIANA

Te conozco, cascarita

sos la etérea soberana inapetente
la domadora de endebles voluntades
mamacita piernasflacas
ejemplo de masas por las masas que no ingieres
y los meses que sostienes cada rollo a raya.

¿Ser o no Ser?
He aquí el dilema del yogur insulso
No sólo serlo, sino padecerlo.
Sólo los fuertes pasan de largo
el costo del suplicio
y entrenan su hambre con ahínco.

Un séquito de ninfas fofas, resentidas,
besa los cortos gramos que tu cuerpo pesa.
Te aclaman, te envidian, te odian, por bella.

Te conozco, cascarita
de tan leve
tan frágil
tan amarga y magra
tan sutil
toda oquedad y angustia.

No te tragues esas lágrimas,
que engordan.